domingo, 13 de septiembre de 2015

*** Entre copas***

Entre copas no es solamente el título de una de mis pelis favoritas, una wine-road movie que me impactó porque la vi en primera fila de un cine en versión original que ya no existe y porque intuyo que fue de mis primeros romanceos mentales con la cultura del vino. Entre copas es una expresión que incluye y entrelaza. Cortesía de la evolución de la uva y momentos de placer. Entre copas tiene en septiembre un capítulo especial, el de la vendimia: el comienzo del baile de la uva y uno de los mejores momentos para visitar bodegas.
 
Hace una semana he dado comienzo a mis weekend-wine-road-movies y digo mis porque espero que tengan continuidad y gocen de un plural entre viñedos. El primer capítulo tiene un listón bien alto: Bodegas Portia, una suerte de viñedo de la tinta del país que rodea una preciosa bodega creada por Norman Foster. Sobran las presentaciones de ambos.
 
La tinta del país – aka tempranillo- es una de las uvas más cultivadas en España, origen de muchos tintos. Portia la mima con esmero. La bodega que ha creado Foster – en peculiar forma de estrella o pétalos- ha emergido en el corazón del Ribera del Duero fundiéndose con el paisaje y respetando las alturas y características del terreno. Cada una de las alas de la bodega responde a cada una de las fases en el proceso de la creación del vino: la fermentación, la crianza y el envejecimiento del vino.

Se recorre con mucho sentido de estética. Lo que más me ha gustado de esta bodega – moderna y con muchos elementos de acero y roble- han sido los detalles que denotan mimo. Espectacular construcción, semi-enterrada en partes, sorprende mucho. Si bien lógicamente optimiza arquitectónicamente el proceso de la creación del vino, la sala del envejecimiento cuenta con espectaculares botelleros manuales que te encantaría replicar en casa. Se respira alma de la tinta del país bien tratada. Tiene 4 vinos – 2 de autor con una producción más pequeña y mimada con recogida manual de la uva y otros 2 con producción mayor y más accesible.
 
La visita finaliza con cata y posibilidad – no perderse esa parte- de comer en el wine bar. Ahí el tempranillo de Portia se marida con una carta razonable de tapas y por supuesto lechazo. Ante la duda apostad por el lechazo, es inmejorable compañía de una copa de Portia y las vistas a los viñedos. Categoría: escapadas must del otoño.

jueves, 10 de septiembre de 2015

*** September issue: I´m pretty and I know it***

Que septiembre ya está aquí es una evidencia. Llevamos más de una semana viviendo el que es el mes de las vueltas y cambios por excelencia. September issue es también beauty issue: los intentos de borrar los efectos del verano con rutinas simples y mundanas como placenteras. Confieso que la beauty issue es una de las partes más molonas de septiembre, hay algo místico en ella: es una declaración de intenciones.
 

I´m pretty and I know it es un buen lema de septiembre. Y una buena declaración de intenciones. También es un club de belleza con un alma muy especial. Situado en la calle Jorge Juanesa calle tan mágica y tan poco madrileña con rincones que huelen a la vieja Europa Central- es en realidad una casa hecha con tanto gusto que dan ganas de quedarse casi a vivir con ella. Un espacio cuidado y por ende fiel a su nombre.
 
 
Inspirado en los tradicionales clubes masculinos británicos allá por el XVIII se define como el primer club beauty de mujeres, un espacio ciertamente privado – aunque de momento sin acceso limitado, ni cuota de pertenencia- y extremadamente agradable. Rocío de la Cueva, su alma mater, ha dotado al espacio y club de mucho contenido interesante. No solamente a nivel de diseño – se nota el mimo de una mirada que ha viajado y ha disfrutado-, también a nivel de trato y servicios.
 
 
Desde sesión de hairdressing al maquillaje pasando por asesoría de imagen, masajes y mis muy favoritas manicuras. Cualquier sesión cuenta con un consejo de Rocío quien vive con pasión su proyecto y cree prácticamente – porque la aplica – en la personalización. Un gran punto a favor. Yo he salido del club muy pretty, con un corte de pelo hecho con mimo, precisión y horas. I know it. Vayan porque merece la pena volver a enamorarse de sí misma.

viernes, 4 de septiembre de 2015

*** Vinos de palique***

Esto es un homenaje al palique, al hablar por hablar, a conversar y a charlar. Y a los vinos, como no, porque no hay mejor maridaje que el cultivado entre una buena charla y un vinito rico. Blanquito en este caso porque son más propios del verano y aunque parezca que no, nos quedan paliques veraniegos.

 
Me he pasado las últimas semanas hablando mucho. Me gusta hablar, más si es con gente a la que quieres, creo que no hay actividad más constructiva que esta. No hablo solo de las conversaciones post verano, que también, pero del gran paliqueo, del que nacen ideas, emociones y proyectos. Mis últimas charlas han sido enriquecedoras. Muchas han girado sobre una mesa con copa (añadan plural) por lo que no puedo no dedicar un pequeño espacio-homenaje al palique con vino. Versión blanco, que para el tinto hay tiempo. A los que se dan por aludidos: gracias.
 
EL rosado Azpilicueta. Infalible y para mí ya un clásico muy especial. Es un vino fácil, ligero, fino y con un tono precioso. Ha marcado mi relación con los rosados y también mi relación con una de mis bodegas favoritas: Pernod Ricard. Una suerte de vinos y de gente. Me siento especialmente unida a este rosadito fugaz – se bebe fácil y sobre todo rápido- siempre está ahí encantador y contagioso, habiendo patrocinado varios grandes momentos. Uno de mis vinos favoritos y por ende de los que lo han probado conmigo. Enamora.

Habla de ti. Lo relativamente nuevo de las Bodegas Habla, una bodega extremeña de la que me declaro fan por sus tintos habladores y por un melange de sabor y packaging perfectos. Calidez bien empaquetada, nada sobra, nada falta. Del blanco me gusta todo desde la botella con un tapón de cristal hasta el nombre. No puede faltar a una sesión del palique, lo ha demostrado en mi parte gaditana de las vacaciones. Gran punto a favor: es un sauvignon blanc enterito. Aromático. Rico y fresco. Magnífico y adictivo.
 
Aura. Un Rueda espléndido. Un verdejito rico donde los haya. A pesar de cierta saturación que siento de verdejo – acidez que me resulta pesada-, es un vino sorprendentemente afrutado y elegante. Excelente en versión limitada de parcela Avutarda, con un proceso de recogida manual y fermentado en barrica. El resultado: un dorado casi ambar apetecible y poca acidez. Perfecto para volver a enamorarse del verdejito.
 
Perrier Jouet. Esto lo elevo a la categoría de capricho, tiene un precio más elevado que los anteriores, pero es – con diferencia- uno de los mejores champanes que he probado jamás. La burbuja champanera es traviesa pero elegante, simplemente mola. Ciertamente seco, como un buen brut, pero con carácter y encanto. Menos trillado que las marcas clasi-pijas y para mi más delicado. Femenino, he de añadir, quizás porque lo he tomado siempre entre mujeres. Nivel de palique: 10/10, que la burbuja sube.
 
Clos de Mouches. Subo el nivel de capricho. Normalmente no pruebo muchos blancos franceses, por lo que carezco de referencias, pero lo único que puedo decir de este vino es que tiene una complejidad divina. Posiblemente el más difícil de encontrar en España, es un chardonnay con mucha estructura y alma. Nivel de palique: canalla con confianza. Me encantaría volver a probar este vino.